miércoles, 5 de abril de 2017

Terapia con adolescentes


La adolescencia es una etapa difícil de afrontar que involucra a toda la familia. Es un período de cambios tanto para los niños como para sus padres.

Para el adolescente no es una etapa fácil, tiene que decir adiós al niñ@ que ha sido, embarcarse en una nueva aventura no sólo emocional, sino también física y hormonal, y muchas veces sufrir la incomprensión familiar.

La adolescencia bien entendida es una época muy importante para el desarrollo de la autonomía de la persona. Durante la infancia, el niño ha vivido protegido por los padres, siguiéndolos, imitando lo que hacían, su supervivencia dependía de ellos, pero a medida que va creciendo se va desarrollando una mayor autonomía en el chic@ necesaria para afrontar su futuro. Se convierte, por tanto, en la primera búsqueda de nosotros mismos más de la familia.

¿Quién soy yo?, ¿qué me gusta?, ¿cómo será mi vida?, ¿qué carrera elegiré?, ¿tendré pareja?, ¿hijos?...

Es importante que los padres puedan ver con claridad a lo que se enfrenta el chic@ que busca ser adulto para no convertirlo en un tema personal y se saque todo de quicio, y es que la adolescencia no es fácil para nadie, pero bien comprendida puede convertirse en un período muy interesante para obtener una mayor madurez y libertad familiar. 

“Se necesita coraje para crecer y convertirse en quién realmente eres” (e. e. cummings) 

Dori Pena Gayo - Psicóloga y Terapeuta Gestalt 


jueves, 30 de marzo de 2017

Generalmente, en pareja,  las situaciones se ven  en blanco y negro, en extremos, o gano yo y pierde él, o pierdo yo y gana él, ¿por qué siempre tiene que haber un perdedor y un ganador?, ¿por qué no se llega a un consenso?, en el que como mucho, cada uno gana y pierde un poquito, o lo mejor que los dos ganemos. Si uno quiere ir a la playa y otro a la montaña, ¿qué tal si un día vamos a la playa y otro día a la montaña?, o, ¿qué tal si buscamos un sitio que tenga playa y montaña?, que los hay, o, ¿qué tal si vamos a otro sitio que nos guste a los dos y que no sea ni playa ni montaña?.


jueves, 16 de marzo de 2017

La adolescencia, una etapa crucial para el desarrollo de la autonomía como ser humano


La adolescencia es una etapa crucial para el desarrollo del ser humano. 

Mientras somos niñ@s acatamos las normas familiares como propias, tratamos de imitar y obedecer a nuestros padres y seguirlos por pura supervivencia, pero en un momento determinado necesitaremos tener nuestra propia opinión para forjar nuestra propia vida que puede ser muy diferente a la de nuestra familia de origen.

La adolescencia, por tanto, es un período de pruebas en la  búsqueda de nuestra propia autonomía y libertad de pensamiento. Se convierte en la primera búsqueda de nosotros mismos más de la familia, pasar de ser imitadores a pensadores propios.

¿Quién soy yo?, ¿qué me gusta?, ¿cómo será mi vida?, ¿qué carrera elegiré?, ¿tendré pareja?, ¿hijos?.... El presente y futuro pintado por uno mismo y no marcado por los mandatos familiares.


El adolescente necesitará tener un contacto certero con su propia personalidad, su autonomía y responsabilidad para afrontar su PROPIA vida.

Nadie se trasforma de golpe de niñ@ a adulto sin más, es un proceso gradual, y el ensayo y error comienza con la preadolescencia, adolescencia y el desarrollo de chic@ joven hasta florecer en adulto total y convertirse en una persona autónoma, decidida, con capacidad para afrontar su vida, saber lo qué quiere, etc…, es decir alguien responsable de sus actos y consecuencias.

Esto que parece tan bonito y sencillo de escribir es muy complicado de lograr. Pocos adultos llegan a su edad adulta con esas características tan desarrollados. La mayoría llegamos perdidos, buscándonos, con dificultad para saber qué queremos, con problemas con la familia para buscar nuestro hueco y sentirnos libres, etc, etc…

La adolescencia debería ser una etapa de pruebas, aceptada y en cierto modo supervisada también por los padres, viendo y entendiendo la etapa crucial por la que transita su hij@, así se le facilitaría mucho el camino. Para el adolescente no es una etapa fácil, tiene que decir adiós al niñ@ que han sido, embarcarse en una nueva aventura no sólo emocional, sino también física y hormonal, y muchas veces sufrir la incomprensión familiar. 

La realidad es que la adolescencia es una etapa muy mal comprendida por todo el mundo, por eso el adolescente no para de repetir que sus padres no le comprenden y suelen acertar con esta afirmación.


El peso de la adolescencia se le suele cargar sobre los hombros de los niñ@s. Son ellos los que sufren la transformación más evidente y los que muestran su primer malestar, por eso se les suele dar el pésame a los padres que pobrecitos no han hecho nada y sufren los desaires de sus hij@s adolescentes.  Los padres parecen las víctimas de un adolescente en transformación que las hormonas lo han convertido en un monstruo, así que para muchos chic@s se convierte también en un período de bastante soledad, sólo amparado por su nueva familia de incomprendidos, sus amigos adolescentes que se encuentran pasando la misma tortura. 

Es importante que los padres puedan ver con claridad a lo que se enfrenta el chic@ que busca ser adulto para no convertirlo en un tema personal y se saque todo de quicio, y  es que la adolescencia no es fácil para nadie, pero bien comprendida se puede mirar desde otra óptica y entender que muchos de estos cambios serán muy beneficiosos para el hij@ y la familia.

Dori Pena Gayo – Psicóloga y terapeuta Gestalt



viernes, 11 de noviembre de 2016

Cuando la exigencia nos supera, podemos volvernos improductivos. Del exceso de perfección, viene el abandono. De todo a nada.



martes, 12 de mayo de 2015

¿CÓMO NO VA A EXISTIR DÉFICIT DE ATENCIÓN EN UN MUNDO TAN SOBREESTIMULADO?




Cada día se diagnostican más niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), y yo me pregunto...¿cómo no va a existir déficit de atención en un mundo tan sobreestimulado?, ¿cómo pretendemos que se concentren si, desde pequeños, todo lo que les rodean son estímulos?.

Vas a un supermercado y hay miles de galletitas de diferentes sabores, colores, formas ... que regalan figuritas, cromos, batikaos ... si las compras; montones de yogures de diferentes marcas compitiendo por llamar la atención de los críos ... y ya cuando llegas a la caja y has sorteado todo ese mundo de fantasía a su disposición, y ya va a pagar al fin, viene la oleada mayor, un montón de stands llenos de chicles, gominolas y chucherías varias.

Si vas a una juguetería, ¡ya no te digo...!., el estímulo es insoportable para un niño pequeñito que no entiende cómo no se puede llevar nada de todo eso que ve y piensa que está a su disposición.

El mundo está lleno de estímulos para todos, adultos y pequeños, y todos corremos detrás de ellos. Es necesario, a veces, parar para que no nos engulla tanta excitación.
En una ocasión una madre me dijo, encantada de la vida, que su hijo iba a actividades extraescolares todos los días, incluido el domingo, y yo me quedé horrorizada. Aprender algo nuevo, está bien, pero cuando le metes a un niño tal carga desde bien pequeño, lo enloqueces.

Se está perdiendo el juego libre, sin estar pautado, con su amigos, algo tranquilo, donde el niño pueda desplegar toda su imaginación, sin estar atado al mundo y a las pautas de un adulto.

Un niño pequeño no puede ir a mil por hora todo el rato, ahora te toca padel, recuerda el disfraz de padel; hoy guitarra, recuerda la guitarra; .... y luego llegan los campeonatos de todas esas actividades.  El niño no sabe dónde está… si en judo, padel, ... en un campeonato de vela, o en una exhibición de baile... Muy probablemente, de mayor, se pasa el tiempo sentado sin hacer nada  para compensar tal desquicie o siga con esa locura. No auguro un diagnóstico demasiado equilibrado para su vida.
 
Lo peor de todas esas actividades es que roban tiempo de estar tranquilamente con los padres durante la semana, y sobre todo, durante el fin de semana que es el único momento que muchos niños tienen para estar con ellos. Si, a esto, le unimos el exceso de deberes del sistema educativo actual, y las madres y padres profesores tratando de que el niño saque adelante el curso, te da, la realidad que veo en consulta, mucha soledad. Niños absolutamente solos, llenos de todo, menos de lo que realmente necesitan, contacto y tiempo con ellos.

Una vez un adolescente, con bastante percepción, me reconoció que era tal su soledad que  lo único que realmente le acompañaba durante el día era su play station. Fue así como salió de su vacío, lanzándose al mundo de los videojuegos. Hacían la función de mamá y papá.

Dori Pena Gayo - Psicóloga


miércoles, 18 de marzo de 2015

Carta al amor propio: Yo soy yo. Tú eres tú.

Yo soy Yo.
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú.
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
será maravilloso.
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
cuando intento que seas como yo quiero
en vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.
Esta palabras fueron escritas por Fritz Perls, un gran neuropsiquiatra psicoanalista que, junto con su esposa Lore Posner, se esforzó por explicarnos de forma simple cómo creamos nuestro mundo. Juntos procuraron que entendiésemos que queriendo complacer a los demás nos convertimos en nuestros propios verdugos y que valorar como verdadera nuestra propia realidad es el primer paso para comprendernos y seguir avanzando.
Lo cierto es que las mentiras que más daño nos hacen no son tanto las que decimos como las que vivimos. Hay momentos en nuestra vida que podemos caer en el error de vivir en una realidad falsa que a veces incluso nos podemos llegar a creer.
Vivir encerrado en la jaula que uno mismo crea significa creer en unos valores y promulgar otros, mostrarnos fuertes  y no estarlo, sentir miedo y disimularlo, mostrar interés y no tenerlo y un sinfín de posibilidades…
En realidad esta falsedad es creada por todos nosotros en algún momento de nuestras vidas. Aunque es excesivamente común hacerlo, las razones por las que nos comportamos de este modo no tienen por qué ser aceptables socialmente; es decir, podemos hacerlo para conseguir respeto, dinero, poder o prestigio.  Esto no solo supone un engaño a los demás sino que significarechazarnos y no creer en lo que pensamos y sentimos como seres individuales y únicos.
Podemos reflejar nuestra falta de autenticidad en muchos momentos de nuestra vida. De hecho, con frecuencia, la forma que tenemos de fallarnos es  tan simple que basta con negar que nos comimos la última porción de chocolate que quedaba en el armario o que no hemos sido nosotros los primeros en encontrarnos rota la persiana.

¿Por qué es tan común el autoengaño y la falta de autenticidad?   


En realidad todo esto está muy relacionado con la forma en la que nuestros padres y la sociedad nos han venido educando desde pequeños. Desde nuestro nacimiento nos han adoctrinado para reprimir nuestros sentimientos y emociones, evitar expresar lo que es real y lo que sentimos de verdad.
Hemos creado un exterior que no se parece en absoluto al interior que en realidad vivenciamos. Frecuentemente ocurre que nuestros ideales no son por los que luchamos y que nuestras ideas, nuestro miedo y nuestros objetivos no se corresponden con lo que en realidad manifestamos…
Todo esto repercute de forma muy negativa en nuestro desarrollo vital y acaba fomentando que nos pongamos la máscara que llevamos fabricando desde la más tierna infancia. A nivel general nuestros padres y profesores nos invitaban a rechazar emociones como la ira, el miedo o el dolor, lo que nos ha llevado a ocultarlos.
Por esta razón creemos que podemos llegar a ser indiferentes a estas emociones cuando en realidad eso no es así. El miedo, el dolor o el enfado siempre están ahí y significan gran parte de nuestra experiencia vital. Sin embargo, tendemos a mostrarnos fuertes y reprimir emocionalmente la frustración y la manifestación del dolor.
Otra de las contradicciones que absorbemos como esponjas desde pequeños responde a si es o no es bueno mentir. Los mayores lo hacían a la vez que nos invitan a no hacerlo y por si fuera poco según fuimos tomando conciencia nos dábamos cuenta de que teníamos que aceptarlo y además, en ocasiones, colaborar con ello. De esta forma hemos asumido como natural esta opción, aunque nos haga sentir verdaderamente mal y solo obtengamos un pequeño beneficio en un momento muy puntual, si acaso lo tenemos.
Mantener nuestra autoestima bien alta y mostrar cómo somos en verdad supone no gustar a todo el mundo pero nos va a ofrecer relaciones verdaderas, puras, abiertas, sinceras e independientes.
Aceptarnos y comprometernos con quienes somos en realidad hará que consigamos no tener miedo de lo que queremos y de quienes somos y poder expresarlo a quien quiera escucharnos, aunque despertemos la envidia de quienes no se han atrevido a unificar su verdad interior con su verdad exterior.
Es verdad que los retos no están al alcance de todos pero todos podemos intentarlo e incluso conseguirlo, las expectativas son solo nuestras. Ser auténticos y mantener sana nuestra autoestima nos ayuda a alejarnos del lado de la falsedad, promoviendo que seamos los mismos en todo momento y que no faltemos al amor que a nosotros mismos nos debemos.
Por Raquel Aldana