Impresiona verlo e imaginar que eso le
pueda pasar a un niño, a cualquiera de nuestros hijos. La cultura de la
exigencia, la perfección, el éxito…lleva a los niños o a cualquier persona a
querer ser lo mejor, lo más perfecto cara a sus padres y cara a la sociedad,
llegando a darse casos tan aberrantes como éste o cualquiera de los que ves en
la clínica.
Estéticamente la perfección que marca esta
sociedad es la delgadez, que si se afrontase desde la salud, no estaría mal
(una delgadez sana, claro), ya que es conveniente un cuerpo saludable, el
problema es que se centra en la estética, y la exigencia por conseguirlo, y eso
sí lleva aparejada una distorsión, y una lucha constante, agotadora y malsana
que llevada al extremo genera anorexia.
Cuando alguien necesita llamar tanto la
atención es que está carente de mirada, de contacto de verdad con el otro, un
contacto nutritivo. A las personas anoréxicas que son el extremo de tanto culto
al cuerpo, yo las veo como personas desnutridas en el alma.
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