domingo, 26 de mayo de 2013
sábado, 25 de mayo de 2013
sábado, 18 de mayo de 2013
miércoles, 15 de mayo de 2013
LA EXIGENCIA DE ESTAR SIEMPRE PERFECTOS
Vivimos en la cultura del disimulo, de la búsqueda del éxito y del reconocimiento a toda costa, de la necesidad de la mirada del otro para caminar, y eso provoca mucha neurosis, ya que se hace difícil el desahogo, y lo que no sale para fuera queda dentro, provocando mucha disfunción. Tratar de estar perfecto siempre a nivel físico, emocional, mental es tal exigencia que nos mata.
Todo este esfuerzo por ocultar lo que consideramos rechazable de
nosotros se hace por miedo a que vean lo que creemos que es la verdad, que en
el fondo van a descubrir que no somos tan valiosos. Tildamos de valiosos
determinados calificativos como “guapos, bien vestidos, hablar correctamente,
tener un buen trabajo, ser inteligente, ser fuerte….”, y por el contra tildamos
de poco convenientes determinados adjetivos como “inseguro, débil, tímido,
agresivo, parco o titubeante hablando, tener un mal trabajo, una imagen menos
brillante…”
Como tenemos miedo a que algo calificado como “malo” salga a
flote, las relaciones con los otros suelen ser de lo más superficiales porque
cuando profundizas un poco con otra persona, no puedes mantener ese juego de
supuesta perfección mucho tiempo, y la vida se hace de lo más contenida, ya que
se contiene que nada “peligroso” para nuestra imagen salga hacia fuera.
La imagen prima por encima de todo dentro de este mundo capitalista
que vende todo, hasta las emociones, cuáles son las adecuadas para exteriorizar
en cada momento y cuáles no.
Sólo desde una aceptación de lo que somos, seremos libres.
Estamos educados en determinados valores adecuados para la familia
en la que nacimos, y en la sociedad en la que nos tocó desarrollarnos, así que
vamos siempre a favorecer que esos valores salgan a la luz, y aquellos más en
desacuerdo con nuestra educación, tenderemos a bloquearnos, bloqueando con ello
nuestra personalidad, empobreciéndonos. En cada sociedad se empobrecen o priman
valores totalmente opuestos, esto mismo ocurre dentro de cada familia.
El trabajo terapéutico trata de ayudar a que salga a la luz todo
aquello que somos nosotros, tratando de despenalizarlo, de hacerlo visible, y de
ayudar a responsabilizarnos de lo que somos, para enriquecernos y expandirnos
con lo mucho que somos, y no bloqueados con lo poco que permitimos que se vea
de nosotros.
Para ello, el primero paso a dar es el de potenciar la toma de
conciencia de cuánto de lo que creemos nuestro, es realmente nuestro o un mero
condicionamiento, es decir qué órdenes hemos tragado enteras y seguimos a
rajatabla, aunque no nos gusten en absoluto, con tal de ser fieles a nuestra
familia, y nuestro entorno, y que no haya fricciones.
Entonces, ¿qué somos nosotros?, ¿qué queremos para nosotros mismos?.
Mucha gente dice: “nada, yo no quiero nada, no deseo nada”. Se han
capado tanto su deseo en aras de adecuarse al del otro que ya no saben ni lo
que desean.
Por lo tanto, la primera parte consiste en permitir que salga para
fuera todo lo que la persona desea, sin bloqueos, sin restricciones, estamos en
terapia y allí está todo permitido, conociéndonos mejor, y dándonos cuenta de lo
limitados que estamos.
En un principio se trata de desaprender todo lo aprendido hasta
ahora. “Hay que ser correctos”, es una orden muy mamada socialmente, aquí se
permite la incorrección en aras de la permisividad de ser uno mismo, y decidir
a posteriori qué es lo que queremos para nosotros mismos.
Por tanto, el primer paso es descondicionarse para ser un poco más
libres. Desaprender, la palabra tan de moda, es importante utilizarla. Se trata de sacar para fuera todos aquellos
mensajes que nos hemos tragado de pequeñitos, tanto dentro de nuestra propia
familia, como dentro del actual modelo social y todo lo que hemos mamado de
generación en generación, forjando un carácter muy condicionado, con poco
espacio para saber qué es lo que queremos.
El premio es la búsqueda de nosotros mismos, aquello que subyace debajo de tantos mandatos y condicionamientos externos.
El premio es la búsqueda de nosotros mismos, aquello que subyace debajo de tantos mandatos y condicionamientos externos.
Dori Pena Gayo - Psicóloga (colegiada G-4975)
domingo, 12 de mayo de 2013
EL PSICÓLOGO: FIGURA CLAVE EN UN MUNDO CADA VEZ MÁS NECESITADO DE ESCUCHA, DESAHOGO, RESPALDO, CONTACTO, Y TRABAJO INTERIOR.
En un mundo tan individualista como el actual, en el que cada vez
nos desahogamos menos por miedo a romper ante el otro nuestra imagen idealizada
como persona, un terapeuta es alguien que te escucha, que te contiene, una
figura importante que ayuda al otro a transitar por caminos
difíciles, un respaldo necesario en un mundo cada vez más necesitado
de contacto, de escucha y de trabajo interior, porque sólo, desde
nosotros, podremos encarar nuestra vida libremente.
A pesar del esfuerzo que
supone enfrentarse a una terapia, el mero hecho de desahogarnos,
de sacar para fuera todo el veneno que llevamos dentro y poder
desnudarnos con alguien que escucha sin penalizarnos, no tiene precio; poder
llorar a gusto, sin que uno tenga que dar cien mil explicaciones ni sentirse
avergonzado, es un bálsamo para el alma.
La sociedad en la que vivimos penaliza mucho el llanto,
acostumbrándonos a llorar muchas de las frustraciones de la vida a escondidas o
simplemente a no sentirlas, reprimiéndolas, inhibiéndolas, y guardándolas a
veces durante muchos años o toda una vida, pero siguen ahí, dentro
de nosotros, soterradas, afectándonos y enfermándonos, provocando depresiones,
amargura, cansancio, … en definitiva desvitalizándonos, apagándonos,
alejándonos de la vida y generando una gran coraza que se somatiza en dolores y
enfermedades de muchos clases, además de amargar el carácter y la relaciones sociales
de todo tipo, laborales, de pareja, amigos, familiares…, y lo más importante
impidiendo que encontremos un consuelo en nosotros mismos.
Entendernos y entender el mundo es básico, saber lo que realmente
queremos, es importante para nuestra felicidad. La labor psicológica muchas
veces es la de separar el grano de la paja, y ayudar a que tomemos conciencia
de cómo nos boicoteamos, de cómo nosotros mismos somos nuestros peores
enemigos. Facilita el que nos fijemos cómo cargamos con la vestimenta
que la sociedad o nuestros padres ha confeccionado para nosotros.
El mero hecho de desnudarnos y plantearnos si nos gusta o no lo
que llevamos encima ya es un gran paso para poder enfrentar con autonomía
NUESTRA VIDA, manejando cada vez mejor las situaciones de la vida que nos toqué
enfrentar, asumiendo el dolor como parte del crecimiento y palpando los
recursos que cada día vamos ganando para poder afrontar mejor situaciones
difíciles.
Dori Pena Gayo - Psicóloga y Terapeuta Gestalt
Dori Pena Gayo - Psicóloga y Terapeuta Gestalt
Suscribirse a:
Entradas (Atom)

-
¿Qué es la terapia gestáltica? Cuando alguien me hace esta pregunta, no sé bien qué contestarle, me cuesta p...
-
La neurosis está conformada de mecanismos defensivos fijados en un momento de nuestra vida, generalmente en la infancia. En función d...